esconden de su Creador aunque continúan «oyendo su voz», no porque Dios se muestre condenatorio, sino porque el hombre y la mujer ya no pueden aceptarse a sí mismos, son conscientes de que «estaban desnudos». Hombre y mujer se distancian, ahora se acusan, es decir, ya no se ven como iguales. Sin embargo, creemos que el efecto más profundo se nota en el manejo de las «diferencias». Éstas pierden su carácter de «idoneidad» y «complementariedad», y se convierten en motivo de conflicto. La mujer, antes
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